DATA & AI21 enero, 20255 min de lectura

La próxima vez que te hablen de IA y chatbots, recuerda esto…

Autor del artículo:

Marc Jordana

Digital Lead de Softeng

Chatbots por aquí, chatbots por allá. Parece que estamos rodeados de ellos y mires donde mires – en Linkedin es escandaloso – todo el mundo explica casos de éxito sobre los chatbots que está implementando en su empresa. Sin embargo, la IA generativa abre un nuevo mundo para los negocios, permitiéndoles automatizar procesos que antes eran imposibles. Sigue leyendo que te cuento más.


Mi sensación es que cuando hablamos de inteligencia artificial generativa, los chatbots suelen ser la solución más común debido a su atractivo, interactividad y facilidad de uso; además de que todo el mundo ya tiene la referencia de ChatGPT en su cabeza.

Mientras que los chatbots son adecuados para consultar información de negocio a través de una conversación natural con un agente virtual, la IA generativa aporta capacidades que van mucho más allá de las respuestas de un chatbot, haciendo posible una automatización parcial o integral de los procesos de negocio, hasta llegar a la hiperautomatización.

Me refiero a capacidades como:

  • Generación automática de contenido.
  • Categorización de información en contextos específicos.
  • Habilidad de aprender de datos no estructurados.

Pero te estarás preguntando… ¿Cómo funciona la automatización mediante IA?

Para entenderlo, debemos recordar el componente fundamental de la interacción con un modelo de IA, que es el famoso arte del prompting. Al conversar con un chatbot, ya sea para solicitar una cita médica o para hacer una consulta a Copilot, la calidad de la respuesta dependerá del prompt que redacte la persona.

«Un buen prompt es una obra de artesanía fina, que se construye mediante la combinación precisa de tres elementos esenciales: el contexto, la consulta y el formato de respuesta que queremos.»

 

Si lo planteamos desde el punto de vista de tareas repetitivas y habituales, se puede lanzar el mismo prompt, ajustando algunos detalles del contexto y de la consulta, para obtener buenos resultados y de manera repetible sobre estas tareas.

Enviando los prompts de manera automatizada a los modelos de IA (mediante APIs u otros conectores) y guardando las respuestas, podemos quitar esta responsabilidad a los usuarios y explotar las capacidades de estos modelos sin depender del conocimiento e inspiración de las personas.

La siguiente pregunta es… ¿Cómo identifico qué tareas puedo automatizar con IA?

Por mi experiencia en el descubrimiento de casos de uso de automatización con IA para múltiples organizaciones, el mejor enfoque inicial está en identificar qué tareas son susceptibles de ser automatizadas mediante modelos de IA generativa que no requieran interacción humana, ya que no exigen una adopción profunda de la IA por parte de las personas.

Imagina un proceso capaz de procesar cientos o miles de correos electrónicos, analizando su contenido mediante IA generativa, identificando características fundamentales para categorizarlos, extraer información relevante y canalizarlos a través de canales concretos como atención al cliente, control de calidad, logística y demás.

O imagina también un proceso que genere contenidos automáticos para el portal corporativo de una empresa o para sus cuentas en redes sociales, en base a un calendario programado. Análisis y extracción automatizada de documentos, análisis de imágenes, transcripción y locución de textos, generación de videos de productos propios, y tantos escenarios interesantes.

«La IA generativa hace posible un mundo donde las tareas repetitivas y aburridas ya no son tu problema. Donde los procesos de negocio se ejecuten automáticamente, de forma inteligente y eficiente, sin intervención humana.»

 

Sí, los chatbots son geniales y muy llamativos, pero la próxima vez que alguien te hable de IA generativa, recuerda que tiene el poder de revolucionar la forma en que operan los negocios, haciéndolos más ágiles, eficientes y proactivos, con empleados más felices, y con chatbots que, aunque siguen ahí, ya no son los protagonistas absolutos.