El avance tecnológico ha cambiado las reglas del juego en los negocios y la forma en la que trabajamos, abriendo nuevos caminos para potenciar la productividad e incrementar la eficiencia de negocio. Pero también nuevos riesgos asociados al trabajo en remoto, a los dispositivos, a la información…, que sitúan a la ciberseguridad en la primera línea de prioridades de las empresas.
Para comprender mejor su complejidad y poder tomar decisiones fundamentadas, os compartimos cuatro factores que provocan que la seguridad sea tan compleja a la hora de detectar, prevenir y responder ante las vulnerabilidades, amenazas y ataques, y cómo abordarlos para salir con éxito del laberinto de la ciberseguridad:
1. Apertura del perímetro
Hoy en día, la red corporativa se ha descentralizado para facilitar el trabajo en remoto, ha habido un aumento de dispositivos, compartimos más información y datos, y disponemos de infraestructuras en distintos lugares; ampliando con todo ello el perímetro en ciberseguridad. Y este hecho, obliga a intensificar el control, supervisión y confianza sobre las conexiones y uso dentro de la red.
- Contar con un partner especialista que aporte el know-how y la capacitación tecnológica para proteger de manera integrada todo el perímetro, es un alto valor añadido para las empresas, debido a la complejidad de la ciberseguridad, a la falta de un equipo de expertos dentro de la propia empresa y, sin olvidar, a lo rápido que avanza la tecnología y que exige mantenerse constantemente actualizado.
2. Sofisticación de las amenazas
Cando hablamos de sofisticación, nos referimos a la automatización y velocidad de los ataques con estrategias de ciberdelincuencia cada vez más destructivas y, en muchos casos, irreversibles como puede suceder con los ataques de día cero.
- ¿Cómo evitarlo? Para ello es necesario disponer de soluciones integradas e inteligentes que se comuniquen entre sí de manera eficiente – que no generen silos que puedan dejar la puerta abierta –, para analizar la información de amenazas en tiempo real, correlacionar grandes cantidades de datos para detectar patrones y anomalías, y anticiparnos para responder de manera automática y coordinada.
3. El factor humano
El factor humano suele ser el desencadenante para la puerta de entrada de amenazas, ya sea porque el usuario ha sido engañado en un ataque de phishing, porque ha perdido un dispositivo o por enviar información confidencial sin proteger a quien no corresponde de manera intencionada o no, entre otros posibles casos.
- Por todo ello, la cultura de confianza digital y las capacitaciones tecnológicas son el mejor refuerzo para la primera línea de defensa, los usuarios, con el objetivo de comprender los riesgos en ciberseguridad y dotarles de las herramientas adecuadas para que sean parte de la solución.
4. Multitud de productos diferentes
Uno de los retos que deben abordar los CISOs y CIOs es la gran cantidad de productos y tecnologías existentes y cómo integrarlas para que funcionen de manera eficiente. El gran desafío viene cuando se acaba gestionando un entramado de soluciones de diferentes fabricantes.
¿Las razones? No se comunican ni hablan el mismo idioma porque cada uno trata un problema concreto, creando silos en la estrategia de seguridad; y esto hace que requiera más dedicación operativa y mayor tiempo de reacción.
- Disponer de una plataforma única en la nube nos permite proteger de manera integrada y centralizada todas las superficies de ataque, evitando la complejidad que se deriva de integrar y mantener múltiples productos de distintos fabricantes.
Impulsar Zero-Trust
Una estrategia Zero-Trust es el mejor enfoque defensivo para poner orden con una metodología bien definida y contrastada – basada en los principios básicos de verificación continua, acceso con privilegios mínimos y asumir la brecha de seguridad en cualquier momento – con el objetivo de proteger todo el perímetro, minimizar los errores humanos y anticiparnos y contrarrestar las amenazas detectándolas, previniendo y respondiendo de manera eficaz.